Ha sido coincidencia que escribiera este texto y lea en el digital “Periódico de España” un artículo con este texto, en el que se ha presentado en la sede de KPMG la tercera y cuarta edición del libro “Los que dejan huella”, ejemplar que subraya la relevancia de las empresas familiares como motor de la economía y como titular “… dan empleo a dos de cada tres trabajadores…”
Dos de los criterios más utilizados para definir a la empresa familiar son “propiedad” y “gestión”. Propiedad porque existe consenso en que la propiedad deber ser mayoritariamente en el capital de la empresa en un 50% y gestión que sea una empresa gestionada por la familia de un miembro como mínimo. No debemos pasar por alto, otros criterios como el número de generación de la familia propietaria, la influencia en la empresa y la vocación de continuidad en la misma
No he encontrado a nadie que discuta la importancia de la empresa familiar en el desarrollo económico. En España, como ejemplo un 85% de las empresas generan el 70% del PIB y de la ocupación laboral que conllevan. Estamos hablando de que de las 2,9 millones de empresas familiares, ocupan a 13,9 millones de personas. Estas empresas destacan porque existe, perdura y se transmite un sentido de pertenencia y un conjunto de fuerza laboral siempre en positivo porque hay implícito un compromiso y pasión por el buen hacer, generado por la dedicación y compromiso que forman parte de todos los miembros que han contribuido y contribuyen en el éxito
No hace falta comentar que están dispuestos a dedicar más energía en el trabajo. Disponen de una comunicación más proactiva y constructiva ya que la confianza firme, consolida el proyecto y los conocimientos que se transmiten generacionalmente tiene su base en esta cualidad. Construir un proyecto de futuro permite disponer una visión a largo plazo, una gestión más eficaz y eficiente y por supuesto mencionar un rendimiento excelente en gestión a través de una cultura estable, ética, valores y normas que se pueden traducir en un servicio más personal.
Todos los valores mencionados no están exentos de debilidades, que pueden ser justo los antónimos de las mismas fortalezas. La evolución, permanentes cambios en la carrera profesional pueden suponer inflexibilidad en adaptarse a los cambios, por tradición cuesta adaptarse de forma fluida al cambio. La sucesión es otro paso importante en la evolución de la empresa familiar y podría interponerse en la evolución y de ahí puede surgir más conflictos emocionales, pudiendo interponerse entre familia, dirección y propiedad. Es vital saber corregir estrategias que ayuden a reconocer y analizar para llegar a un correcto equilibrio
En Torrens nos encontramos ya en la 3º generación, porque queremos hacer prevalecer nuestras fortalezas en la empresa familiar y seguir trabajando en beneficio de nuestros clientes la consolidación de nuestros valores para conseguir el éxito de todos, de nuestros clientes para que dispongan del mejor servicio personalizado y de nuestra empresa para poder seguir generando empleo y riqueza en nuestro entorno.